Por Carla Dell'Acqua
28 de marzo de 2025
El mundo del trabajo está en transformación. Cada vez más organizaciones cuestionan las estructuras jerárquicas tradicionales y exploran modelos más horizontales, donde la colaboración, la autogestión y el sentido compartido toman protagonismo.
En este contexto, la autonomía cobra un nuevo significado. No se trata de independencia absoluta o individualismo, sino de la capacidad de actuar con libertad y responsabilidad en función del bien común. Los pensadores griegos lo entendían así: ser autónomo no es actuar en soledad, sino en relación con otros, en una comunidad que se construye y reconstruye constantemente.
Pero hay algo más: las organizaciones no existen en el vacío. Forman parte de un entorno en constante cambio, atravesado por nuevas dinámicas económicas, tecnológicas y sociales. La estabilidad dejó de ser un punto de llegada y se convirtió en un estado transitorio. En este escenario, el poder ya no es una estructura, sino un verbo: no es algo que se tiene, sino algo que se ejerce, se comparte y se pone en acción. Poder es la capacidad de transformar, de generar impacto, de hacer que las cosas sucedan.
Las organizaciones que realmente evolucionan parecen tener algo en común:
En un mundo donde el trabajo se redefine constantemente, quizás la clave no esté en buscar respuestas definitivas, sino en hacernos las preguntas adecuadas.
💬 ¿Cómo se ejerce el poder en tu organización? ¿Cómo se adaptan a un entorno en constante cambio? ¿El propósito es una brújula real o solo un concepto aspiracional? Te leemos en los comentarios.
Lo que pensamos, creemos y sentimos.
Colaboramos con las personas y con las organizaciones para desarrollar la capacidad de convertirse en sus versiones más genuinas, impulsadas por su propósito, para que puedan evolucionar constantemente, generando un impacto positivo en el contexto donde se desempeñan.
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