Guía de Autodesarrollo: tu carrera como un sistema vivo

Por Carla Dell'Acqua

15 de mayo de 2025

Net Value - Imágenes para el blog (3)

No, aunque el título pueda prestarse a confusión, acá no vamos a hablar de artes marciales, ni de espiritualidades alternativas, ni de técnicas de sanación. Vamos a hablar de desarrollo de carrera. Pero para hacerlo, primero necesitamos revisar algunas ideas.

Durante años, existió una mirada bastante conductista sobre el tema: la idea de que las empresas “gestionaban” las carreras de las personas, como si se tratara de un plan lineal diseñado desde recursos humanos. El tiempo —y muchos fracasos— demostraron los límites de este enfoque. Hoy entendemos a las organizaciones como sistemas vivos: redes de personas, con intereses a veces diversos, creencias no siempre explícitas y una dinámica que requiere, cada tanto, un trabajo de revisión y ajuste, igual que las propias personas.

En este escenario, ¿cuál es entonces el rol de las organizaciones? ¿Cómo puede acompañar las áreas de talento? ¿Cómo se construye el desarrollo de carrera?

El primer paso es asumir el cambio de paradigma: la carrera profesional no es un camino preestablecido al que alguien nos irá llevando. El desarrollo ya no consiste en “prepararnos” para ocupar el rol de quien hoy es nuestro jefe. 

La realidad es mucho más dinámica: puede que, cuando estemos listos, esa posición haya desaparecido, mutado o simplemente ya no nos interese. Entre tanto, nuestra vida personal también avanza: nos casamos, nos separamos, cambiamos de intereses, tenemos hijos, exploramos nuevas formas de vida, redefinimos prioridades.

La buena noticia, y también el gran desafío, es que nuestra carrera, igual que nuestra vida, está en movimiento permanente. Y su construcción depende principalmente de nosotros.

Más que proyectar una única posición futura, el desarrollo pasa por identificar y aprovechar las oportunidades cotidianas que nos permiten crecer, aprender y sentirnos satisfechos. No hay terreno firme sobre el cual anclar expectativas pasivas. Somos parte activa de este sistema en movimiento: nuestra organización, nuestro mercado, nuestro entorno profesional.

¿Cómo pensar el autodesarrollo en este contexto?

Una herramienta simple, pero potente, es entrenar nuestra mente para funcionar como un radar, explorando permanentemente tres dimensiones:

1. Hacia adentro: lo personal
  • ¿Qué deseo hoy? ¿Qué valoro? ¿Cómo fueron cambiando mis intereses con el tiempo?

  • ¿Cuáles son mis fortalezas actuales? ¿Cuáles son mis brechas? ¿Cuánto esfuerzo y tiempo estoy dispuesta/o a invertir para desarrollarme?

  • ¿Qué lugar ocupa mi trabajo en el conjunto de mi vida? ¿Cómo dialoga con mi familia, mis afectos, mis proyectos personales?

  • ¿Estoy abierto/a a nuevas geografías, experiencias o desafíos? ¿Qué peso tienen estos factores en mis decisiones?

2. Hacia afuera: el contexto
  • ¿Qué está necesitando hoy mi organización? ¿Qué tendencias atraviesan mi industria?

  • ¿Dónde están apareciendo nuevas oportunidades? ¿Qué competencias están buscando las personas que hoy se están formando?

  • ¿Con qué limitaciones o recursos cuento? ¿Qué puedo adquirir dentro de mi empresa? ¿Qué necesito buscar fuera? ¿Quiénes pueden ser aliados estratégicos para acceder a nuevos aprendizajes o proyectos?

3. Hacia adelante: el futuro
  • ¿Qué habilidades necesito desarrollar si pienso en los roles que me gustaría ocupar en los próximos años?

  • ¿Qué profesiones, tecnologías o conocimientos que hoy parecen marginales pueden ser críticos en el futuro? ¿Y cuáles están perdiendo vigencia?

  • ¿Qué nuevas competencias (técnicas o de gestión) serán clave en mi organización, en mi industria, en el mercado global? ¿Qué necesito incorporar hoy para estar preparada/o mañana?


Un principio fundamental: honestidad brutal

No existen respuestas buenas o malas. Lo importante es que sean consistentes con nuestros deseos, nuestras capacidades y nuestras limitaciones. El peor error es autoengañarnos. En esto, el único acuerdo que realmente vale es el que hacemos con nosotros mismos.

Porque, en definitiva, nuestra carrera es una hoja en blanco. Y somos nosotros, con nuestras decisiones —o con nuestra falta de decisiones— quienes escribimos su historia.

Colaboramos con las personas y con las organizaciones para desarrollar la capacidad de convertirse en sus versiones más genuinas, impulsadas por su propósito, para que puedan evolucionar constantemente, generando un impacto positivo en el contexto donde se desempeñan.

Copyright © Net Value 2025